viernes, 29 de mayo de 2009

MAPA DE LOS SONIDOS DE TOKIO y 33 horas en CANNES por Cristina Andreu

Llego a Cannes a la una de la mañana, pensaba que el vuelo estaría lleno de personas que se dirigían al Festival de los festivales de Cine, el centro del mundo cinematográfico, en el que estar en la sección oficial es el mayor honor que puede recibir una película, pero me equivocaba. Primera constatación, no todo el mundo va donde tu vas, segunda constatación, en esos mismos días hay otro centro del mundo, Montecarlo, donde se celebra el campeonato de Formula 1. Vamos que en el avión, que no conozco a nadie, ni a los engominados ni a los horteras.

Cuando por la mañana me despierto en el Hotel y abro las cortinas, me sorprendo; ¿me habré equivocado y estoy en Salou?. Voy andando por la Croisette, he quedado con Isabel a las 10h en su hotel. Me digo Cristina, ¡estás en la Croisette!. Cuantos de mis directores favoritos han caminado por este paseo. Hace cuarenta años de los 400 golpes, de Truffaut… El paseo sigue sin parecerme gran cosa, eso sí impresionante el Martínez, impresionante el Carlton, lleno de nieve a pesar del calor que hace, anunciando ya el próximo estreno navideño de Jim Carrey. La playa ahora me parece algo entre Puerto Banús y lo peor de Ibiza.

Llego al hotel, (en que estaría pensando que al principio no reconozco a una japonesa guapísima que se me lanza a los brazos, ¡dios! como si hubiera tantas japonesas tan guapas y cariñosa como Rinko), nos abrazamos muy fuerte, nos queremos mucho .Esta nerviosa y cansada ya que ha interrumpido un rodaje en Tokio para estar en Cannes. Rinko no ha visto la película, le cuento que yo tampoco, Isabel prefería que la viese en Cannes y soy muy obediente. Baja Isabel, también esta un poco nerviosa, se siente extraña en este Festival, sueño de todos los cineastas del mundo, y aunque yo le digo “hija, ya formas parte de la pandilla”, pero no acaba de creerselo. A Sergie López le paran por la calle, los franceses (como siempre), dicen que es un actor francés.

Nos vamos al Mandala una especie de chirigito lujoso de playa. Sientan a Isabel en una gran mesa con veinte periodistas extranjeros de todos los lugares del planeta y media hora después con otros veinte, y a la media hora con otro grupo más Las peguntas son siempre las mismas. La jefa de prensa, cual estricta gobernanta, va dando la señal de salida y cortando al final de cada ronda de entrevistas.

Aparece Jean Claude, el siempre genial director de fotografía de todas las películas de Isabel, y me dice exactamente lo que quiero oír; como ayer se acordó del viaje en el que no llegamos a Cannes…

Salimos hacía el la rueda de prensa. Bajo del coche con Isabel y corro escaleras arriba mientras escucho voces que llaman su atención: ¡Isabel, Isabel!. Luego al llegar el otro coche se repite lo mismo; ¡Rinko…! ¡Sergí…! Lo mismo ocurre en el Photocall ; con cientos de teleobjetivos apuntándoles que les hacen girar de un lado a otro. Empiezo a entender lo que es la verdadera promoción de una película. Luego la rueda de prensa. Muchos periodistas asiáticos contentos que “Mapa de los sonidos de Tokio” se aleje de los estereotipos, y muchas mujeres periodistas satisfechas de la visión femenina de las escenas de sexo. La sensación es que les ha gustado la película.

Otra vez en los coches oficiales y de nuevo al Mandala. Comemos juntos Isabel, Rinko, Sergí, sus resentantes, dos amigos franceses y servidora. Me pido un steak tartar ya que creo que es casi lo único que voy a comer hoy y me parece muy francés. La comida se desarrolla en ingles, francés, español, algo de catalán y muy poco en japonés. Da mucho gusto ver el grado de complicidad entre la directora y sus dos actores, cariño y respeto. Están satisfechos de la película que han hecho juntos.

En menos de una hora vuelta al ruedo; entrevistas y más entrevistas. Cada uno en un cubiculo, supongo que todo tiene su lógica, pero no entiendo porque de vez en cuando cada uno cambia de lugar, en un especie de juego de la silla para adultos. Rinko e Isabel se asoman de vez en cuando con cara de agotadas, eso sí, muy profesionales respondiendo a cada entrevista como si fuera la primera. Sergí en cambio parece estar como siempre, derrochando energía. A las siete y medía parece que han llegado a la meta y campanada final que brindamos con una copa de champagne.

Me voy a mi hotel con tiempo solo de darme una ducha y cambiarme. En el camino para disfrutar de la Croisette voy con cada paso recordando a los directores de cine que tanto admiro y que han pisado el mismo suelo: Welles, Malle, Wilder, Lean, Minelli, Wadja, Fellini, Bergman, Lelouch,Buñuel Antonioni, Costa-Gavras, Altman, Scola, Scorsese, Franco (para ti Ricardo más pasos) los hermanos Taviani y los Coen, Saura, Chabrol, Scholondorff, Kurosawa, Eastwood, Lynch,Kieslowsky, Campion, Tarantino,Leigh,Moretti, Goddard, Rohmer, Resnais, Rosellini. Coixet… se que me quedan muchos más pero ya he llegado a mi hotel, ahora sí, como si estuviera en un nube.

A las 9,30h cita en el hotel, con los productores y los del equipo. También nos acompaña Ángeles González- Sinde la nueva ministra de cultura. Y todos los amigos de Isabel que la seguimos por todos los festivales y a los que nos esta haciendo conocer medio mundo. Camino del Palais, vamos en un coche Makoto (preocupado por si le dejan entrar con su corbata verde),Joan (que no deja de repetir que debemos ir despacio por la alfombra roja ya que es corta y dura muy poco), Alan que no para de hacer fotos, el conductor, muy simpático pero que nos mira indulgentemente, y yo, que no dejo de sudar, bajo el kimono que me trajeron Isabel y Zoe de Japón.

Lo de la alfombra roja es como lo de tirarse por un tobogán, cuando te quieres dar cuenta ya estas abajo. Por fin, empieza la película, las primeras imágenes son impactantes y en seguida, en unos ojos, se ve el dolor más absoluto en un momento irreversible. El sonido te acompaña en todos los estados de ánimo. La película sigue; el mercado de pescado de Tokio, los pequeños restaurantes, las autoescuelas en los tejados, los limones, la noria, la tienda de vinos, los cementerios, el love hotel, las fotos que me hacen tocar las que llevo en el bolso. El dolor, la melancolía, la rabia, la tristeza, el sexo, el amor. El sonido de unas botas sobre lo charcos, el ruido al sorber los tallarines, el sonido de unas risas, el ruido que hace un pistola, el sonido del placer y canciones, “la vie a rose”. Termina la película y sobre los títulos de crédito comienza el sonido de los aplausos, que cambian de ritmo pero duran veinte minutos. Veinte minutos que es lo mínimo que se tarda en reencontrarse con la realidad. No soy crítica de cine y no voy a contar la película pero, estoy absolutamente segura, que en todos los lugares del mundo donde la película se estrene, va contar con un público que se va a dejar llevar por esta hermosa historia de amor, de amores, y por esas interpretaciones tan magníficas de Rinko y Sergie.

Y para la descompresión sushi, mucho bailar y mucho karaoke.

En la foto Rinko Kikuchi, Isabel Coixet y Cristina Andreu en Cannes

Cristina Andreu es autora de "Una mujer bajo la influencia" :
http://lasgafasdecoixet.blogspot.com/2009/05/una-mujer-bajo-la-influencia.html

1 comentario:

Javier Gancedo dijo...

Que gusto leer una crónica que, además de contar unos acontecimientos, te permite imaginar con exquisito detalle los sentimientos de sus protagonistas. Algo escrito con cariño y con un profundo respeto por lo que cuenta. ¡Qué bien! A ver si algunos toman nota... ¡Gracias Cristina! Sigue haciéndolo.