miércoles, 30 de mayo de 2007

DOCUMENTAL o FICCION por Patricia Ferreira


Después de tres largometrajes y alguna otra incursión en la ficción, he vuelto al documental, el género en el que trabajé muchos años, con una serie titulada “Todo el mundo es música”.
Tenía ganas de volver a la libertad que recordaba en el trabajo de documentalista, a los equipos pequeños, a vivir el rodaje como quien vive la vida, en lugares diferentes y entre personajes que nada tuvieran que ver conmigo. Recuerdo que, una vez, cuando me preguntaron por las diferencias entre un género y otro, sólo acerté a decir que la diferencia está en que un documental es todo aquello que puedes rodar sin raccord.

Pero esa libertad que añoraba me había hecho olvidar todas las otras dificultades que el trabajo de documentalista afronta.

¡Cuantas dudas cuando te enfrentas al rodaje!¡Cuantas veces sabes que tienes que forzar la realidad para que retratar las cosas como son de verdad! ¿Cuando fueron verdad? ¿La primera vez que tú las conociste o ahora que los objetos o las personas retratadas se saben observadas por una cámara? ¿Deberías reconstruir aquella realidad que conociste? ¿Cómo sabes si lo que sucede delante de la cámara es la verdad? Al final hay que aceptar que nunca vas a poder retratar la verdad, aceptar que tú vas a estar siempre entre la cámara y la realidad, tú y la elección de un encuadre, la pregunta a un personaje.

Pero la parte más compleja no llega todavía en el rodaje. Una película de ficción se decide en el rodaje, pero un documental se decide en el montaje. Cuando lo afrontas sabes que aquella ingente cantidad de material que grabaste o rodaste contiene la historia que quieres contar, pero el proceso de desenterrar de entre todo ese montón de imágenes y sonidos los que de verdad cuenten la historia, exige un trabajo de un nivel de concentración que no tiene igual en una película de ficción.

El otro día me hacían esa pregunta habitual que nos hacen a todas ¿Has notado alguna vez en el trabajo una trato especial (quieren decir peor) por ser una mujer que dirige? Siempre contesto que no en el ámbito de una película de ficción. Un equipo de rodaje de una película es algo que funciona con una disciplina forjada a lo largo de la historia de la profesión y en el que cualquier desvío de esa disciplina se traduce en tiempo perdido y grava el presupuesto. Nadie mira el sexo o las características del director. Se es el o la directora y basta. El documental es otra cosa. Un documental exige de sus autores no que trabajen, sino que vivan. Que vivan respecto a un plan de trabajo, pero como si no supieran que existe, sorprendiéndose ante cada lugar y cada acontecimiento que les salga al paso.

Pues en esa “vida” si se producen encuentros en los que resulta insostenible para algunos que quien dirija sea una mujer. Me ha sucedido muy a menudo encontrarme con personajes, con gente a la que tenía que entrevistar o retratar, que han mantenido toda una conversación sin dirigirme la palabra. No es que no supieran que era la directora, es que no pueden ni saben hablar a una mujer de temas que consideran importantes y terminan contando su vida al que está a mi lado, que puede ser cualquiera: el director de fotografía, un ayudante de producción o hasta un señor que pasaba por allí y se sentó a la mesa.

No hay que ponerse nerviosa. Yo siempre obtengo ventajas de esta situación Puedo obtener toda la información que necesito sin necesidad de estar pendiente de los ojos de mi interlocutor. Voy dirigiendo la conversación sin que se note y consigo lo que me interesa saber mejor que si me lo estuviera contando directamente. Lo de siempre ¿verdad? aprovechamos la dificultad para inclinar el desnivel a nuestro favor. ¿O esto no debería ser así?

AU REVOIR, SEGOLENE por Isabel Coixet


Desde Margaret Tatcher, ha habido muy pocas mujeres primeras ministro en Europa: en Irlanda, en Noruega, en Lituania, en Alemania , en Finlandia , en Islandia, y seguro en algún otro sitio que me olvido. Es curioso que cuando la gente se refiere a Margaret Tatcher además de llamarla “dama de hierro”, siempre se añade el comentario que la Tatcher era prácticamente y a casi todos los efectos “un hombre” .

La reciente derrota de Segolène Royal es un frenazo ( como ocurre a menudo cuando hablamos de logros de mujeres) para todas las mujeres europeas que aspiran a una carrera política. Las mujeres que se presenten a las elecciones en los años venideros deberán oír hasta la saciedad hablar de la derrota de Royal . Y supongo que muchas verán con desaliento como esa derrota se utiliza para frenar sus aspiraciones.

Despues de las últimas elecciones francesas, los periódicos del mundo se dedican a analizar con lupa las razones por las que los franceses han preferido a un colérico minibonaparte que a una mesurada y equilibrada madre de cuatro hijos. La mayoría hablan de la falta de un claro discurso político por parte de Segolène Royal, de una dispersión de objetivos, de luchas internas en su propio partido, de la “coherencia” de Sarkozhy ( aquí una nota frívola que no puedo evitar ¿se dan cuenta los franceses que el vaivén doméstico de Sarkozhy con esa mujer que tiene que viene y va de Club Med en Club Med y de amante en amante le va a quitar un montón de tiempo a la hora de gobernar el país?, en fin, supongo que despues de Miterrand ya nada les sorprende)
Yo no soy un comentarista político y mi conocimiento de ambos candidatos se limita a la lectura de la prensa y a ver en televisión el último debate político transmitido de ambos. En ese debate Sarkozhy elevaba la voz a la primera de cambio y su programa era una reedición del de Giscard D`Estaing, o sea lo mismo de siempre aderezado con unas cuantas cosas muy raras sobre el control de los delincuentes “desde la cuna”, mientras que Segoléne se mostró enérgica pero calmada y expuso unas cuantas ideas sobre la familia, el medio ambiente y la convivencia de culturas diferentes ,que por sí solas hubieran impulsado mi voto, en fin….

Nadie va a quitarme de la cabeza que Segoléne Royal ha perdido las elecciones porque es una mujer y que Sarkozhy ha ganado porque no es una mujer.

VIAJE A HANSALA por Chus Gutierrez

A principios de Diciembre del 2006 fui por primera vez a Hansala. Estaba terminando el guión de mi próxima película: “Retorno a Hansala” y era la ultima etapa de mi camino en la escritura.

Durante cuatro días compartimos la vida de la gente de Hansala y en especial de la familia de Said que nos acogió en su casa y nos brindo, con una naturalidad olvidada, su cálida hospitalidad. En Hansala son pobres, no tienen nada de lo que a nosotros nos parece “imprescindible” para vivir pero sin embargo en casa de Said hay muchas mantas y mucho suelo donde tirarse a dormir. En Hansala son pobres pero la comida que hay se comparte y se comparte el tiempo y la curiosidad de conocerse, de comunicarse a través de gestos, de miradas, de sonrisas.

En casa de Said nadie tiene espacio propio, los espacios son colectivos, no existe un rincón tuyo o mío. Los espacios son diáfanos, habitaciones vacías con el suelo cubierto de alfombras para sentarse, y todo se transforman según la necesidad del momento. Una pequeña mesa aparece y desaparece a la hora de comer. Unos cojines apilados se reparten a la hora de dormir y las mantas, montañas de mantas que hablan de la hospitalidad, una persona, una manta.

En casa de Said nunca se sabe quién va a llegar. La puerta está abierta y en cualquier momento puede llegar una visita, un familiar, un amigo. Siempre hay un té caliente que te recibe y un trozo de tiempo que regalar al que llega.

Con mi mente occidental y consumista observar todo esto me produce un caudal interminable de preguntas y contradicciones. Preguntas sobre el verdadero sentido de la vida, sobre la utilización del tiempo, sobre la necesidad de soledad en estas vidas comunitarias y como no, mi cerebro de pensamiento único tiene un montón de ideas de como organizar la vida de toda esta gente, de como mejorar lo que veo...Y como El Americano Impasible en la novela de Grahan Greene, mi prepotencia me traiciona. ¿Quién ha dicho que el profundo sentido de la felicidad, de la dignidad, de la humanidad del ser sean patrimonio de ninguna cultura, de ninguna forma de vida concreta?

Tras este viaje descubrí que trasmitir lo más sencillo, el peso de la vida en Hansala, iba a ser mi mayor reto creativo.

TREN DE ALTA VELOCIDAD por Iciar Bollaín


A veces pienso que ese cambio en la naturaleza de las imágenes que sin duda se está dando es como un tren, de alta velocidad desde luego, que nos está pasando por encima sacudiéndolo todo: los viejos soportes se tambalean, los canales de distribución se empequeñecen (las salas) y al tiempo se difuminan y amplían (internet, móbiles etc) los viejos sistemas de derechos de autor pierden sus contornos, derrumbados por la piratería, y el copyleft aparece como una opción más progresista"... Hace mucho que expresar ideas en imágenes ha dejado de ser privilegio de unos pocos, cualquiera puede contar lo que quiera y encontrar un público en la red...

Hace tiempo que el modo en que hacemos cine se me antoja una pura artesanía (en la época del adsl ¿hay algo más medieval que un maquinista colocando una vía de hierro en el suelo y equilibrándola con primor con pequeñas piezas de madera?) Hace mucho que nuestra forma de promocionar el cine, con sus ruedas de prensa rutinarias se me antojan una vía muerta, un camino agotado... Yo me pregunto dónde está el nuevo camino, por dónde hay que ir, y sobre todo, cuando este tren de cambios con su ruido y sus sacudidas acabe de pasar, ¿que paisaje va a dejar? ¿quien viajará en ese tren y quién quedará fuera? ¿Y qué pintamos en todo esto los cineastas, los que nos dedicamos profesionalmente al cine? ¿Hacemos falta? Yo confío en que sabremos adaptarnos pero sobre todo, sigo confiando en el poder de las historias bien contadas, con contenido, con emoción. Asi, entre los estrenos de este año, entre películas espectaculares en efectos y medios, entre historias "globalizadas" contadas en varios continentes como la deslumbrante Babel, aparece una mucho más convencional, rodada como quien dice entre cuatro paredes, con cuatro o cinco personajes, sin grandes propuestas visuales ni formales: "La vida de los otros" es una película "de las de siempre" y a mi me conmueve sin alardes, me lleva allí donde llevan las historias sobre el género humano, a sufrir con los personajes, a sorprenderme y asombrarme con nuestras contradicciones, con nuestra capacidad de hacer bien y de hacer mal. Es un cine que me da lo que nos han dado siempre las grandes peliculas: referencias, reflexiones y una profunda emoción, la de estar ante algo que es cierto, que contiene grandes verdades.
¿Habrá sitio en ese tren de alta velocidad para películas como esta? ¿Tendrá el espectador, que también puede ser creador, de youtube, de videojuegos, de pequeñas o incluso diminutas pantallas, paciencia para sentarse a ver una película así? Y una vez que pase el tren, ¿quedarán en el paisaje canales para que accedamos a ellas? ¿Y espectadores? Como espectadora que también soy espero que si, y como creadora que aspira a hacerlas, espero que también.

(Esta es la contestaciín que Iciar Bollain ha dado a Cahier de Cinema ha las preguntas:
1.. ¿Cómo afronta usted, como creador, la práctica del cine
frente a un futuro ya inmediato de cambios y transformaciones en la
naturaleza de las imágenes?
2.. ¿Cómo piensa usted que esas transformaciones van a condicionar
las nuevas formas de consumir imágenes y de relacionarnos con ellas?)

DESDE FUERA NOS VEMOS MEJOR por Daniela Fejerman

Acabo de participar en un ciclo de Operas Primas en el Instituto Cervantes de Berlín –pedazo Instituto, un edificio estupendo en pleno centro, unas instalaciones magníficas, unas iniciativas, exposiciones y actividades aún mejores-, y me ha llamado mucho la atención lo bien que nos ven por ahí fuera. Quiero decir, que al ciclo no sólo acuden alemanes interesados en el español y la cultura española (que los hay a puñados), sino también españoles que residen en Berlín. Y hay que ver el interés con el que siguen el cine que hacemos por aquí, y lo informados que están, que lo han visto todo, lo más reciente y lo menos reciente, y lo mucho que lo aprecian, aunque no mansa y bovinamente, que también son críticos, pero constructivos.

Vale que la gente que acude a un ciclo en el Cervantes es gente previamente interesada e informada, y que igual mi muestra es muy poco representativa, pero digo yo que este aprecio no puede venir sólo de una nostalgia en plan suspiros de España. Tengo la impresión de que, desde fuera, con perspectiva, las cosas se ven de otro modo. De una manera menos exacerbada, menos intoxicada y agria, menos crispada, por decirlo con el término que últimamente mejor nos define. Con más, cómo decirlo, templanza. De mejor rollo, vamos.

Sería un buen experimento: a los augures que profetizan la definitiva e imparable decadencia del cine español podríamos mandarles una temporadita al extranjero. Quizá, así, empezarían a mirarnos con mejores ojos.

(Este artículo ha sido publicado previamente en "Yo Donna" de dónde Daniela Fejerman es colaboradora habitual)

!MAS MADERA! por Virginia Yagüe


A mi el término culebrón siempre me ha gustado. Así que cuando, hace ya bastantes años, alguien me preguntó en qué trabajaba contesté sin dudar que en un culebrón. Resultado: di pie a todo tipo de comentarios sarcásticos en compañeros de profesión - ¿alguien conoce a algún guionista capaz de sacrificar una brillante ironía cuando le ponen delante el capote?. Ahora, después de llevar a mis espaldas más de mil capítulos entre todas las series en las que he participado e incluso haber escrito para cine, he aprendido a decir que habitualmente trabajo en formatos diarios.

El promedio de secuencias por semana en una telenovela oscila entre 60 y 90 y el número de capítulos por temporada suele estar entre 150 y 200, tirando por bajo. Una simple multiplicación da una idea aproximada del volumen de material que se genera y la cantidad de profesionales vinculados a él. En el primer estadio, tras los productores, nos encontramos los guionistas, con un coordinador que generalmente mueve un equipo de siete profesionales divididos y especializados en dos ámbitos básicos: argumentos y diálogos. Por supuesto, la grabación de capítulos se inicia casi en paralelo con la escritura de guiones, que para eso hay que rentabilizar el alquiler de los platós. Tan solo unas cuantas semanas de margen nos separan. Comienza la presión. Los directores tienen grabada a fuego la consigna de ir rápido, a ser posible a primera toma. No hay tiempo para dudar, repetir, perfeccionar o pulir. ¿Estáis locos? La maquinaria se ha puesto en marcha, el pan de casi 300 personas depende de ello. Cualquier incidente daría con todo al traste. ¿Nos vamos a parar porque tal o cual secuencia no cumple las expectativas dramáticas? ¡Pero si quedan 89 más! Que se ha grabado un inserto que revela una información clave para el desenlace que vendrá 30 capítulos más tarde. ¿Qué importa? Con un poco de suerte apabullaremos al espectador con cantidad de sucesos, olvidará la pifia y el desenlace seguirá teniendo el efecto sorpresa deseado. Y si no lo tiene, cargaremos sobre la lágrima para compensar. ¡Más madera!

Si ya es complicado asimilar el volumen de material que debe ser generado, con tiempos y presión añadida, pero es que además, por poner un ejemplo, de las 90 secuencias que forman una semana, 20 deben transcurrir en una zona determinada de plató, no puede haber más de 12 secuencias corales, entendiéndose como tal una secuencia que tenga más de 3 personajes con diálogo, prohibido terminantemente más de 15 exteriores, agrupados en cinco localizaciones como máximo. Por descontado hay personajes que no pueden tener más de 20 secuencias y, por supuesto, nada de pasarse con los figurantes. La figuración especial, con frase, está limitada, que se va de presupuesto. No más de 180 caracteres por personaje… ¡Ah! Y que no se te ocurra ponerte enfermo, ni a ti ni a ninguno de tus familiares directos, a ver si se va a desmontar el tinglado. Hay que seguir echando madera. ¡Esto es la guerra!

Los condicionantes y presiones sufridos a la hora de trabajar en un formato diario suponen un reto constante, incluso divertido, que te obliga a estar alerta, improvisar recursos y resolver situaciones. Una magnífica escuela a la que debo buena parte de mi solvencia profesional. Qué le vamos a hacer, me gusta subirme a la máquina y echar leña al fuego. Gajes de este oficio.
(Virginia Yagüe es guionista de la serie "Amar en tiempos revueltos" que se mantiene en antena en TVE desde hace dos añós con un promedio de dos millones de espectadores, en torno al 22%, y que ha ganado varios premios entre ellos el de mejor serie del Festival de Programas de T.V. de New York)