viernes, 23 de marzo de 2007

DONDE ESTAN LAS CHICAS por Daniela Fejerman


Cuando pusimos en marcha este blog, pensamos dedicar una sección a “las chicas de las pelis”, donde íbamos a comentar algunas películas de estreno poniendo el foco en los personajes femeninos, viendo qué imagen proyectaban sobre nosotras y hasta qué punto nos reconocíamos en esas imágenes.

Fui a ver “La vida de los otros”, película sobre la que tenía las mayores expectativas, con el aliciente añadido de fijarme especialmente en sus personajes femeninos. La película me fascinó (alucino con el cine alemán y su capacidad para la revisión histórica), pero, francamente, no me apetecía centrarme en el personaje de Christa-María, una actriz insegura y débil, la única que acaba escogiendo el bando equivocado, la que precipita la desgracia pero paga por ello con su vida. Es el personaje más negativo, sí, y es una mujer, sí, pero está tan bien construido (e interpretado) que nos queda claro que es víctima de su propia debilidad.

Decidí cambiar de aires. Llegué al festival de Málaga al final, y sólo alcancé a ver un par de películas. La ganadora, “Bajo las estrellas”, me gustó muchísimo. Pero de nuevo el personaje femenino, una madre soltera interpretada por Emma Suárez, era francamente secundario. En esta historia de seres a la deriva que encuentran extrañas formas de socorro mutuo, lo más importante es la relación entre el prota (Alberto San Juan), su hermano (Julián Villagrán), y la hija de la novia de éste. Así que no tenía sentido poner el foco donde la película no lo pone.

Me resulta difícil hablar de los personajes femeninos de las pelis porque las chicas siguen estando al fondo, en segundo plano, son parte del paisaje, son el interés romántico, son el detonante de las catástrofes… Pero cuesta encontrar historias donde lleven el peso de la acción. Para ver a estas mujeres de ficción hay que aguzar la vista, hay que fijarse en los detalles, hay que forzar el punto de vista del director. Este segundo plano las condena a estar siempre menos definidas, por tanto a ser menos complejas, y claro, menos interesantes. Así las cosas, nos lo ponen francamente difícil para reconocernos e identificarnos, ¿no?.

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