domingo, 14 de octubre de 2007

MUJERES CINEASTAS EN SAN SEBASTIAN por Patricia Ferreira


Por primera vez este año TVE ha dado un premio en el pasado festival de San Sebastián al que ha titulado OTRA MIRADA. La selección de películas que optaban al premio era transversal, o sea había películas no sólo de la sección oficial a competición sino también de otras secciones como Zabaltegui u Horizontes latinos: un total de veinte títulos. Y para formar parte del jurado de este premio fuimos convocadas Montse Abbad, directora de TVE en Cataluña, Txaro Arteaga, periodista y exdirectora del Instituto Vasco de la mujer, y yo como representante de CIMA.

La primera consideración que se derivó del visionado de estos 20 títulos es que hay un número considerable de películas que atienden a los problemas de las mujeres: la prostitución, la escolarización, la difícil madurez, maternidad, soledad, enfermedades, subordinación a los maridos e hijos, embarazo; y lo que realmente faltan son películas en las que las mujeres sean protagonistas de todo tipo de historias.

Quizá de toda la selección solamente las películas españolas “Mataharis” de Iciar Bollaín, y “Siete mesas de billar francés” de Gracia Querejeta , presentaban argumentos, que, sin dejar de lado temátricas relacionadas con el género de sus protagonistas, las hacen aparecer como protagonistas de historias que trascienden esos problemas concretos.

El premio OTRA MIRADA fue para “Buda explotó por vergüenza” de la directora iraní Hana Makhmalbaf. Una cineasta de 19 años, hija del director Moshen Makhmalbaf, que hace cine como quien respira. No en vano empezó a hacerlo con 9 años.

La película comienza con las imágenes documentales de la explosión de las estatuas de Buda que destruyeron los talibanes. En las cuevas de esas montañas viven muchas familias afganas, entre ellas la familia de Baktay, una niña de seis años que emprende un accidentado viaje hasta la escuela donde aprender “historias bonitas”. Nunca se acobarda ni cede en su empeño, sigue su camino con obstinación y rebeldía a pesar de las provocaciones de adultos indiferentes y niños que la secuestran y acosan en un cruel remedo del mundo adulto en el que viven.

El acta del jurado motivaba el premio así: “Porque es una excelente película que, trascendiendo fronteras y culturas, plantea la importancia de la transmisión de valores que deberán cambiar para conseguir un mundo más igualitario. Y porque su personaje principal (una mujer, aunque sólo tenga seis años) demuestra con su determinación, tenacidad e inteligencia que en cualquier lugar del mundo las mujeres pueden cambiar su destino y convertirse en protagonistas de su propia historia”.

Hana Makhmalbaf ha pasado en san Sebastián 10 días viendo cine, incluso el día en el que le concedían el premio se fue pronto de la celebración porque quería ver una película. Acompañada en todo momento de su hermano y siempre vestida de negro con un chal y una gorra que cubría su cabeza en todo momento. En la rueda de prensa pareció incomodarse cuando un periodista hizo un comentario ligeramente condescendiente sobre las dificultades de las mujeres en su país. Señalando su chal dijo:“Para mi este pañuelo no es tan importante. Aquí no lleváis pañuelos en la cabeza pero tampoco veo que muchas mujeres estén en puestos de poder. Lo mejor de las mujeres afganas e iraníes es que viven con un muelle bajo sus pies, y el día que saltan van mucho más lejos. No estamos dormidas”.

Otra importante presencia femenina en San Sebastián fue Liv Ullman que recibió el premio Donostia y un homenaje con todo el público del Kursaal en pie y aplaudiendo. Contó que los premios le dan una buena oportunidad para hablar de cosas importantes y que se la escuche y, allí mismo, mientras recogía su galardón, tuvo un recuerdo para todas las mujeres del mundo que alguna vez han sido torturadas y maltratadas.

En los tres días que estuvo en san Sebastián, además del homenaje y las múltiples entrevistas que concedió, se dedicó a ir al cine como una participante más en el festival. Sus declaraciones siempre fueron interesantes y en cada una de sus intervenciones hizo un homenaje a Bergman restando importancia a su protagonismo. La actriz y directora pasó por el festival recordando a otras personas y consiguió que todos recordemos con gratitud su presencia.
(En la foto la directora iraní Hana Makhmalbaf)

9 comentarios:

María Rogel (Lapor) dijo...

Es muy curioso que dos mujeres directoras: una de 70 años, noruega y otra de apenas 19, iraní, se parezcan tanto. O estén tan cerca.

Una gran verdad las notas de Patricia, sobre la necesidad de superar esos temas que se han entendido como propios de las mujeres y que sin embargo no las reratan. No responden a la totalidad, simplemente cuentan parte de sus circunstancias, todas ellas trágicas.

Estos temas son en el cine -que no en la realidad, insisto: mucho más graves- como colores sin mezclar. Y un/-a director/-a es como un pintor/-a y en sus cuadros mezcla colores, va dando matices y tonos... Es un marco de la realidad, un paisaje singular, habitado por personas humanas. Creo que este concepto de cine es bastante sencillo y universal, y lo comparten Hanna y Liv.

María R.

Anónimo dijo...

A mi algo que también me parece curioso: mientras desde mmuchos frentes intentan convencernos que geneticamente no servimos para esto, resulta que están surgiendo un gran número de mujeres cineastas hijas de importantes hombres de cine como Hana Mackhmalbaf, Lucía Puenzo, Sofía Coppola,Gracia Querejeta, Angeles Gonzalez Sinde, que están demostrando que nacer con una cámara en la mano es una de las mejores maneras de llegar a algo en esta compleja industría, y que mientras curiosamente hay muy pocos grandes cineastas cuyos hijos varones tengan una carrera de éxito en el cine, parace que las hijas quizá porque no tienen que competir con sus padres están alcanzando grandes logros.

O quizá también desmuestran que su apellido hace que no se las cuestione!. Las dos cosas dan para discutir sobre el tema. ¿Y tú qué opinas?

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Hanna cuando al comentario del periodista sobre la situación de las mujeres en su país ella hace una irónica reflexión sobre la ausencia de mujeres en el poder en el mundo occidental. O sea en nuestro maravillosos mundo de libertad y de igualdad de derechos.

Con pañuelo y todo esta mujer de dieciocho años ha conseguido hacer una película en la que nos habla de una cultura casi desconocida para nosotros y muchas veces mal contada por la informacion sesgada y manipulada de los medios de comunicación.

Es fundamental conocer como siente la gente en primera persona, como vieven y cuales son sus prioridades vitales y su manera de entender el mundo. Yo me pongo el pañuelo ante esta mujer y espero impaciente poder ver su película.

Judith Colell dijo...

Me sorprende el comentario de que la joven directora irani Hanna Mackhmalbaf se pasara los diez dias del festival viendo cine y especialmente el cine de un festival internacional donde sus peliculas son de un alto nivel y no precisamente de un tipo de cine de "solo entrenenimiento". Aparte de hacer peliculas, doy clases en la universidad y veo con inquietud a gran parte de mis alumnos con una preocupación mucho mayor por el exito, el glamour y el dinero que por el propio cine, por la necesidad de contar historias de remover consciencias. Aunque evidentemente tiene que existir todo tipo de cine, me reconforta ver a alguien tan joven y tan sabio. Y respecto a Liv Ullman...que decir de ella, una de las mujeres más importantes de la historia del cine que solo con su presencia te hace agradecer haber decidido dedicarte a esto.Gracias Patricia por descubrirnos algo más de estas dos magnificas colegas.

Anónimo dijo...

Yo estuve en el homenaje a Liv Ullman y la verdad es que me impresionó su personalidad y su compromiso. Ah y gracias a todas las que colaborais en este blog, soy una estudiante de Comunicación Audiovisual y agradezco vuestro PUNTO DE VISTA...

Anónimo dijo...

Gracias Patricia por la crónica. Y gracias Hana Makhmalbaf por lo de "vivir con un muelle bajo los pies". Creo que si nos imaginamos ese muelle, bajo nuestros pies también, se hará realidad. Y dejaremos de sentir que vivimos, a veces, sobre arenas movedizas y que cuanto más intentamos saltar, más nos hundimos. Personalmente, yo hoy ya iba dando saltos por mi casa con ese muelle imaginario.

maribel dijo...

También estuve en la entrega del premio de Liv Ullman y totalmente de acuerdo con la HUMILDAD y el compromiso que esa gran mujer irradia. Gran actriz y gran directora. Deberíamos tomar ejemplo.
Y como dice Judith Collel, problablemente, y solo me atrevo, o solo quiero escribir, probablemente, alguno de sus alumnos no conozca a Liv Ullman, ya que aún se confunde la fama con el éxito profesional, y el dinero con el arte..
Terminé el festival yendo a ver Trolosa (Infiel) a las doce de la noche.. éramos pocos en el cine (lleno en las sesiones anteriories de otras películas), una lástima, ya que pocos fuimos entonces, los privilegiados de tanto arte, de tanta sensibilidad, tanta dureza y ternura a la vez, un ejemplo dramatúrgico, de dirección, de interpretación.. a seguir. La suma de una perfección exhaustiva, con no mucho presupuesto, presupongo, y pocos elementos.
Películas que aquí deberíamos hacer, confiar en los actores, en el guión, y la directora que haga ensayar a la orquesta hasta que aquello quede emocionante, sea lo que sea hacerlo con pasión.

Aún no he visto la película de Hanna, no me la perderé... ella tiene pasión, "ese muelle" la delata, y tal vez se vea en algún fotograma.
Maribel

Anónimo dijo...

Que importante es que se de el premio a una película por "la transmisión de Valores para hacer un cambio hacia un mundo más humanitario"...Creo que se deberían hacer más películas de mujeres, pero también más peliculas que apoyen (como esta) un cambio de mentalidad para que las barreras no sean por la manera de vestir, ni de nivel social, sino para que nos demos cuenta que todas las barreras son mentales y excusas que nos ponemos para no hacer esto o lo otro, peliculas que nos hablen de que las barreas nos las inventamos nosotros, que no existen límites, que el cine es un espejo que nos muestra caminos de ir más alla y de abrirnos y conocernos más unos a otros y eso nos enseñará a aceptarnos seamos de mundo que seamos...Gracias Patricia por hablar de esto y Hanna por mostrarlo en su pelicula que estoy deseando ver...

Elena M.

Anónimo dijo...

Lo que más me sorprendió de Budha explotó por vergüenza es lo poco que conocemos de este pais y de su cultura, igual me ocurrió cuando vi Persépolis. Nos han vendido una verdad que dista mucho de la realidad. Lo más curioso es que sean mujeres las que nos abran los ojos, eso si, como dice Hanna, con muelles en los pies.